...al fin, reconoció que se causó un gran dolor el sábado pasado. Mejor aún, se dió cuenta que no quiere volver a caer. Es suficiente con lo que vive, para llevar sobre sus hombros un problema de mayor dimensión.
Yo vi que intentaba llorar, diminutas gotas amenazaban con precipitarse. Pero no.
-¡Basta, basta ya!-le dije- ¿qué más pretendes, si ya no puedes llorar?
No obtuve una respuesta congruente. Solo pude escucharla reir, al cabo de un rato, y olvidarse por un momento de aquel sufrir. "Siempre sin voltear", según ella. Aunque yo me percaté de algunas miradas furtivas.
-Qué bueno verte sonreír. ¿Ves que aun puedes vivir?-
No hay comentarios:
Publicar un comentario