Ya no sé si te qedaste sin crédito o si mi respuesta fue algo fría, pero en estos casos no se cómo actuar. Sigo pensando en lo que me dijiste la otra vez y el tiempo que me dejaste esperando tu regreso (porqe te esperé). Quise quedarme ayer, pero me lo impidieron.
Hoy también aguardé una respuesta que me hiciera continuar esa plática donde no estás de forma física, pero sí en mi mente.
Yo sí quiero verte ¿En verdad lo quieres tú también?
Dímelo. Dime que quieres estar conmigo y ahí me tendrás, pero sé sincero; piensa bien si es ésta la niña cursi que quieres contigo. No dudes, házmelo saber. Necesito comprender qué significa todo ésto. Qué soy yo para ti.
Dame confianza, créeme que la necesito demasiado. De nuevo seguiré aquí.
Solo no pienses que esperaré por siempre. Porque con cada día mi inseguridad crece y el recuerdo desaparece tristemente.
No tomes esas últimas palabras como un chantaje. Te las digo para que lo medites, y yo sepa si debo seguir volando o caer de una buena vez.
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