Estaba perdida en el centro de una gran ciudad. Con sus miles de colores diferentes, se sentía acechada entre tanta indiferencia. Buscaba a su compañera incondicional. Esa que una vez la protegió tanto, esa misma ahora la habia perdido de vista.
Despues de unos pequeños brincos, comenzó a agitarse. Primero, solo lo sentía en el corazón. Sentía cómo palpitaba y pensó explotar en cualquier momento. Luego sus patitas la impulsaron a dar saltos más largos. Cerró sus diminutos ojos, sintió vértigo y una ligera corriente de aire.
Abrió sus ojitos.No pudo creer lo que vió. En ese momento se sintió como en un sueño. Veía todo desde arriba. Podía volar, volar más y más alto. Encontró a su compañera, pudo verla, pero siguió de largo.
Al principio, temió caer, fracturarse, quedar inconsciente...morir. Cuando estuvo segura continuó. Fue más allá a explorar un poco más.
Hasta que su mágica aventura se convirtió en una terrible experiencia: encontró un ser verde. Tenía algo hipnozante y a la vez amenazador, pero de influyente aura que la obligó a acercarse. Presentía el peligro, solo que era tanto su deseo por tocarlo, de saber la razón por la cual fijaba al verdoso como una meta, que no le importó lo demás.
Esa presencia era tan poderosa, que pudo sentir una fuerte corriente de aire en el corazón. El aire amigo, se convirtió en el más tempestuoso viento que j a m á s pudo vivir.
Perdió el equilibrio, sabía que moriría. Era terrible en su primer viaje.Cerró sus ojitos de nuevo, iba cayendo. La caída fue veloz en comparación del proceso para brincar y alzar el vuelo.
Abajo, abajo...se detuvo y abrió los ojos.
Aún quiere alcanzar al verde, pero qué desgracia encontrar frente a su pico las rejas de su jaula.
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